El
género literario de las novelas fue una lectura de ocio de las
mujeres en la edad media. Al siglo XI cambiaron el código latín por
otros idiomas, como pueden ser el francés, el castellano o el
catalán. Al siglo XIII, Carlomagno da luz a una idea en que quiere
gobernar por igual a todos sus territorios. Empieza a haber una nueva
clase (ni clero, ni gobernantes) que accede a la escritura y lectura
en otras lenguas que no sean el latín. Además, algunos reyes
impulsan su utilización. No hay procedencia clásica.
Godofredo de Monmouth |
La
novela escrita por el monje fue tan popular que se tradujo al
francés, inspirando a los Normandos a crear “El caballero de la
Carreta”. Chrétien de Troyes y Maria de Francia, ambos eruditos,
crearon pequeñas y costosas obras, ya que el pergamino no era
barato. Usaban borradores de cera e oveja, y tardaban más en
escribir libros.
En el
siglo XIII se edita la Bulgata Arturica, que es un conjunto de
novelitas anteriores, gracias a la invención del papel, ya que no es
tan caro como el pergamino. Las novelas de este conjunto tienen un
argumento similar, siempre siguiendo este esquema: un caballero de
oscuros orígenes tiene que saber de dónde proviene, tiene que
encontrar su verdadera identidad que ha sido escondida. El caballero
acostumbra a ser valeroso, intrépido, maneja muy bien las armas y es
un buen cristiano. Conoce a una dama a la que tiene que conquistar, y
usualmente lo hace. En el hilo de la novela pasan muchas batallas,
para demostrar lo poderoso que es el protagonista, siempre a medio
camino del final original, encontrar su identidad verdadera.
Las
características de estas novelitas son que todas tienen aventuras
itinerantes, es decir, una estructura arbórea que siempre desemboca
a un final normalmente favorable. Se destacan las virtudes
caballerescas del protagonista, con batallas y muestras de valor.
También hay magia en las características de estas obras. Hay amor
en la trama, siempre se tiene que conquistar a una dama.
Una edición adaptada de Ars Amandi |
El
amor apasionado, en la Edad Media estaba considerado como una
enfermedad. Se imprimía la imagen de la amada en el cerebro y no se
podía olvidar su rostro. Siempre pensaba en ella, hasta no comía y
se cerraba en banda. Este amor se encuentra en poesía trovadoresca
sentimental, en las novelas sentimentales, como Tristán e Isolda.
El gran éxito de Chrétien de Troyes llega a la Península, gracias a las traducciones del fracés al castellano, y inspira a algunos escritores obras propias como Gran conquista de Ultramar (1291-1295), Libro del caballero Zifar (1300) y Amadís de Gaula (s. XIV).
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada