diumenge, 13 de gener del 2013

Tópicos del Renacimiento

Carpe diem (o "goza del día presente", Horacio). Hay que disfrutar del tiempo en que se dispone de belleza, entusiasmo y salud, es decir, la juventud, porque el paso del tiempo lo arruinará (ubi sunt?). Procede del poeta latino Horacio y lo podemos observar en poetas como, por ejemplo, Garcilaso de la Vega, especialmente en el Soneto XXIII, como muy bien señala Nieves Galán.

Beatus ille”(o "feliz aquel que alejado de los negocios...", Horacio). Ensalza la vida sencilla y retirada, por lo general en contacto con la naturaleza. A veces se confunde con el "menosprecio de corte y alabanza de aldea". Recoge las palabras iniciales del Épodo II de Horacio y es Fray Luis de León quien le dio mayor fuerza en su "Oda a la vida retirada". Consiste en enumerar el ideal de felicidad basado en la ausencia de pasiones -vanidad, avaricia, cargos...- y en vivir de acuerdo con la propia conciencia, retirado. En este poema Fray Luis canta la alegría de vivir en el campo, apartado de los problemas que acarrea la vida pública. Hay que saber que Fray Luis había sufrido una terrible experiencia, ya que había sido encarcelado y apartado de su cátedra por traducir la Biblia.

Ejemplo de la belleza renacentista
Aurea mediocritas (o "medianía de oro", Horacio): ideal de vida en que no se prefiere lo mucho ni lo poco, sino tener estrictamente lo necesario, porque así no hay preocupación por las pasiones de guardar lo que se tiene de más o del deseo de obtener lo que falta.

Descriptio puellae: (o descripción de la dama): la descripción de la amada como si fuera un objeto o cosa preciosa compuesto de materias hermosas o lujosas. Su cabello es oro, sus mejillas ruborizadas son rosas, cristal su frente, coral sus encías, perlas sus dientes, etc... Responde a una fórmula muy conocida de la poesía de la Edad de Oro. El rostro es el centro de esta belleza, se habla de su cabello -rubio-, de su tez, del color blanco, de su frente, de sus cejas, de sus ojos, de su boca, de su cuello, de sus dientes... Petrarca lo dominó en sus poemas dedicados a Laura, así como Fernando de Herrera, y otros poetas de nuestro renacimiento y barroco.

Locus amoenus (o "lugar delicioso”), según Robert Curtius es un lugar natural provisto de tres elementos: agua, prado y sombra de árboles, que invita a la conversación o al descanso. Es el escenario de los diálogos ciceronianos y de las conversaciones de la literatura pastoril. Si falta cualquiera de esos tres elementos, no se trata de un lugar delicioso. La descripción del paisaje tiene las mismas características: prados verdes, riachuelos cristalinos, pájaros cantando, árboles con deleitosa sombra. No importa la precisión geográfica, sólo que sea el marco ideal para el amor. Garcilaso y Jorge de Montemayor son buenos exponentes en el uso magistral de este tópico, poetas que lo usan en numerosos poemas, como habéis indicado mucho de vosotros.

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